De repente tomaron un vuelo y cruzaron el Atlántico. Apurados por una serie de circunstancias legales y una cita con escribanos, Verónica Lozano y Corcho Rodríguez, junto a su hija adolescente, viajaron a Europa, más precisamente a las bellas tierras de Italia.
La conductora de Telefe acompañó a su esposo por un motivo muy especial, más precisamente un emprendimiento familiar que acaba de activar y que posee raíces con sus ancestros, con su clan más longevo y que se erige casi en un acto mágico, impresionante que se cristaliza en su futuro.
¿Qué pasó? Corcho se lanzó a la compleja empresa de adquirir una casa, pero no una cualquiera, sino una propiedad que le pertenecía a sus antepasados. Así, el marido de Verónica cumple un sueño, un anhelo muy íntimo de reconectarse con los lazos y además encontrar un desafío de negocios.