El paso del presidente Javier Milei por la Exposición de Palermo organizada por la Sociedad Rural Argentina volvió a poner el tema de los derechos de exportación sobre la mesa. Por un lado porque el Gobierno se comprometió a eliminarlos ya desde la campaña electoral y al cumplir 8 meses de gestión insiste en pedirles paciencia a los productores porque tanto el cepo como las retenciones deberán esperar a que se consolide el senaeamiento de las cuentas fiscales, según volvió a mencionar Milei en su discurso del domingo. Pero además, el tema cobra vigor a medida que la gruesa vuelve a asomar en el horizonte porque los números empiezan a mostrar luces naranjas y hasta rojas en algunas regiones del país, especialmente sobre campo arrendado. En eso hay dos factores centrales: los bajos precios internacionales de los granos (la soja sigue cercana a los US$400) y el 33% que se lleva el Estado en el caso de la soja por derechos de exportación. Con baja del precio del producto y alta presión tributaria ya hay ecuaciones que no cierran.
En ese contexto, un informe difundido ayer por Néstor Roulet, productor, exdirigente agropecuario y exsecretario de Agregado de Valor durante la gestión de Mauricio Macri, mostró que en el caso de la oleaginosa cada productor recibe menos de la mitad de lo que podría obtener si no hubiese brecha cambiaria y si se eliminaran las retenciones. Es decir, si se unifica el tipo de cambio al valor del “dólar billete”, como llama Roulet al blue, y se quitaran derechos de exportación cada productor recibiría poco más del doble por cada tonelada de soja.
La cuenta es simple: en el primer punto, el Estado, como se mencionó, se lleva el 33% por lo cual de ahí habría un cambio significativo si ese porcentaje desapareciera. Pero además, vale recordar que allí se suma un diferencial por lo que actualmente recibe como blend (80% al dólar oficial y 20% al contado con liquidación que daría $1.004)) frente al dólar blue que ayer cerró a $1.415, con una merma de casi 2% frente a la jornada del viernes.
“Hoy el productor argentino de soja cobra US$ 210 la tonelada, cuando nuestros vecinos de Brasil, Paraguay y Uruguay cobran US$ 420, un 100% superior”, explicó Roulet que luego recordó que “Milei prometió terminar con estas distorsiones; la producción ‘solo quiere una señal’”.
En este punto, donde muchos dirigentes agropecuarios, incluso de Córdoba, ayer hicieron oír el planteo de que los números no cierran para muchos que ya no pueden tener paciencia, Roulet agregó: “Y en esto no hay dudas que entra a jugar un tema de confianza hacia un Gobierno que en su plataforma electoral prometió eliminar las retenciones, pero que en su primer proyecto que envió al Congreso de la Nación (Ley ómnibus) propuso aumentar las mismas”, insistió.
Lo cierto es que en el informe compara lo que percibe un productor argentino y uno de otro país de la región por su tonelada de soja en “dólar billete”: los diferenciales a favor de los productores de otros países van desde un 104% hasta un 114% superior al precio que percibe los productores locales.
Finalmente, para Roulet, las consecuencias de este perjuicio económico implica “un gran esfuerzo y muchas veces bajar el nivel de innovación y tecnología (Argentina hace más de 20 años que tiene en soja el mismo rendimiento unitario mientras países vecinos lo aumentaron un 20, 30 y hasta un 50%) para tener una mínima rentabilidad”, explicó el productor de Canals.